Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo ( 5,13-16)
13 Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres.
14 Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña.
15 Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa.
16 Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo. Palabra del Señor
REFLEXIÓN
El evangelio de este domingo nos encontramos con dos afirmaciones muy concretas: un cristiano debe ser sal y luz en su ambiente, testigo y profeta en medio del mundo.
Decía un proverbio romano que " nada hay más útil que la sal y el sol". La sal, que da sabor y ayuda a conservar, es símbolo de alianza, gusto y permanencia. Está en función de los alimentos a los que da sabor o conserva; está al servicio de los otros, de la tierra, del mundo entero. También se usaba la sal en los pactos y alianzas. La luz, que ilumina y calienta, es símbolo de buenas obras y del esplendor de la gloria de Dios. Está en función de la revelación divina, de la manifestación de un mundo renovado.
Juan Pablo II, en la Jornada Mundial realizada en Toronto les decia a los jóvenes lo siguiente: "
El mundo os necesita; el mundo necesita la sal, os necesita como sal de la tierra y luz del mundo.La sal se usa para conservar y mantener sanos los alimentos. Como apóstoles del tercer milenio, os corresponde a vosotros conservar y mantener viva la conciencia de la presencia de Jesucristo, nuestro Salvador, de modo especial en la celebración de
La sal condimenta y da sabor a la comida. Siguiendo a Cristo, debéis cambiar y mejorar el "sabor" de la historia humana. Con vuestra fe, esperanza y amor, con vuestra inteligencia, valentía y perseverancia, debéis humanizar el mundo en que vivimos. El modo para alcanzarlo lo indicaba ya el profeta Isaías en la primera lectura de hoy: "Suelta las cadenas injustas, (...) parte tu pan con el hambriento (...). Cuando destierres de ti el gesto amenazador y la maledicencia, (...) brillará tu luz en las tinieblas" (cf. Is 58, 6-10)."...
Hoy los cristianos y la Iglesia somos invtados a ser luz para los demás. No se trata de encender una vela, o regalar lámpara o pilas eléctricas. Se trata de que seamos nosotros mismos luz, con nuestra vida, en medio de una sociedad secularizada en la que se está perdiendo el sentido de Dios. Que seamos también luz para tantas personas que se encuentran desorientada, que viven en crisis, en la oscuridad y que no encuentran el rumbo de sus vidas.
Pidamos a María que nos regale el poder saborear con la palabra y la eucaristia el principio y fundamento del ser cristiano y sobre todo ser autenticos discipulos, misioneros en medio de los lugares que nos toca estar.
A Él, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén....
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