domingo, 27 de febrero de 2011

Mensaje de la Conferencia Episcopal del Uruguay con motivo del Bicentenario del Proceso de Emancipación Oriental







A todos los fieles católicos y a todo el pueblo oriental:
¡Gracia y paz con ustedes!
1. En 2011 celebramos  en el Uruguay  el Bicentenario del Proceso de Emancipación Oriental. Recordamos los  principales hechos de 1811: Grito de Asencio, Batalla de Las Piedras, Éxodo del Pueblo Oriental.  De esta  forma asumimos juntos la memoria de nuestro pasado, a fin de hacer crecer la unión y el afecto social de  nuestro pueblo en el presente, y responsabilizarnos de nuestra marcha hacia el futuro.
2. Hace doscientos años, la Banda Oriental era una provincia del imperio español, de contornos no del todo  definidos.  Entonces  comenzó  nuestro pueblo  a configurar su identidad, expresando su autonomía y  reconociendo como líder a uno de los suyos: José Artigas.
3. Así se iniciaba el  difícil camino que llevaría finalmente a la conformación de una nación independiente, 
hermana entre las Repúblicas  de América Latina, patria de quienes nos reconocemos en el añejo nombre de  “orientales” y en el más moderno de “uruguayos”.
4. Como creyentes reconocemos la Providencia de Dios, Señor de la Historia, en los avatares de los 
acontecimientos  vividos. Son éstos ocasión de dar gracias a Dios e invocar su ayuda, de reconocer errores, pedir perdón y buscar nuevos caminos.
5. Los hombres y mujeres que participaron en el proceso de emancipación eran en su inmensa mayoría católicos. 
La visión que tenían acerca del hombre y su existencia, de los pueblos y sus derechos, de la vida y de la  muerte, estaba profundamente iluminada por la fe católica y su cultura, con  diversos enfoques y diferentes  aportes ideológicos. La Iglesia, tanto en sus fieles laicos como en sus sacerdotes, formó parte activa del  proceso de forja de nuestro pueblo desde el principio de su constitución en el período colonial, durante la gesta  emancipadora y a lo largo de los dos siglos siguientes.
6. Hoy como ayer, la Iglesia con todos sus miembros, participa activamente en la construcción de la Patria. 
7. Creemos que  la mirada al pasado es ocasión para reafirmar nuestra identidad nacional, considerar el 
patrimonio que nuestro pueblo ha construido en estos doscientos años, rescatar nuestros más auténticos valores  fundacionales y discernir, junto con todos nuestros conciudadanos, cómo seguir construyendo nuestra historia en la verdad, la justicia, la libertad y el amor.
8. Nos animan las palabras de Juan Pablo II en la multitudinaria Misa celebrada en Tres Cruces, el 1 de abril de  1987: “Vuestra patria nació católica. Sus próceres se valieron del consejo de preclaros sacerdotes que  alentaron los primeros pasos de la nación uruguaya con la enseñanza de Cristo y de su Iglesia, y la  encomendaron a la protección de la Virgen de los Treinta y Tres. El Uruguay de hoy encontrará los caminos de 
la verdadera reconciliación y del desarrollo integral que tanto ansía, si no aparta los ojos de Cristo, Príncipe de  la Paz y Rey del universo”.
9. Desde Florida, unidos a los peregrinos, invocamos para todo nuestro pueblo la protección de nuestra “Capitana  y Guía”, Santa María, la Virgen de los Treinta y Tres.
                                                                                                                                      14 de noviembre de 2010
                                            Los Obispos del Uruguay


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